La cultura organizacional se manifiesta en la forma en que las empresas realizan sus procesos, actividades, cómo se da el trato entre y hacia los colaboradores y clientes, transparencia en la comunicación,
el nivel de autonomía y libertad, la valoración al esfuerzo y propuestas innovadoras.
La también llamada cultura corporativa es el conjunto de hábitos, costumbres, experiencias, conocimiento valores y actitudes que cada una de las personas estampa en la empresa.
Desde la selección del personal, reglas y estilos de trabajo, la empresa orienta la cultura que va a regir a toda la organización. La cultura debe ir cambiando, mejorando y adoptando mejores procesos, una cultura rígida sin innovaciones no podrá dar buenos frutos.
Las empresas pueden tener una cultura débil o fuerte, el primer caso se da cuando el personal no cree en los valores y principios, mientras que en una cultura fuerte el nivel de compromiso y convencimiento del personal es real.
Por lo tanto, una cultura enfocada en las personas que genere satisfacción y promueva la realización personal de cada uno va a permitir brindar a los clientes servicios y productos con valor agregar, porque promueve la identidad y pertenencia para asumir sistemas de acción que permitan un mejor desempeño organización.